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¿Por qué nos molesta la ciberseguridad?


By Emilio Acevedo, Social Engineer Pentester

Suspiro frente a mi teléfono. Después del quinto intento de ingresar mi contraseña en una aplicación, me di por vencido y la restablecí. Todo iba bien hasta que tuve que crear una nueva; para mi sorpresa, apareció un mensaje: «No puedes utilizar una contraseña anterior; crea una nueva». Probé dos más y me salió el mismo mensaje. Al parecer, ya había utilizado todas mis contraseñas. Finalmente, creé una nueva.

Este solía ser un hábito de mi vida, pero afortunadamente, lo cambié. En aquel entonces, frecuentemente me quejaba por todos los procesos tediosos que tenía que realizar para poder utilizar un servicio o registrarme en una plataforma. Podría decir que, de alguna manera, me molestaba la ciberseguridad.

A medida que uno se adentra en este ámbito, se da cuenta de lo vulnerables que somos y de lo expuestos que estamos. Comienzas a buscar formas de estar más seguro y, si te lo propones, puedes lograrlo. El costo será hacer varios procesos de validación antes de realizar tareas, lo que se traduce en tiempo, un preciado elemento que a nadie le sobra.

Las aplicaciones, organizaciones y empresas hacen lo posible por proteger los datos, tanto suyos como los nuestros. Sin embargo, es sabido que cada día ocurren filtraciones de distintos tipos, a veces con una vieja artimaña y otras con un método nuevo, recién salido del horno. Independientemente de cómo ocurran, el hecho es el mismo: datos expuestos que se convierten en una amenaza para las personas y nuestra sociedad.

¿Qué falla entonces? Me aventuro a decir que esperamos mucho de la tecnología, y no está mal, porque es maravillosa, pero olvidamos lo más importante: la tecnología es maravillosa si también ponemos de nuestra parte. Podemos confiar en los avances tecnológicos, pero también debemos confiar en nosotros mismos, y eso incluye una responsabilidad.

Utilizar la misma contraseña para todo, o usar un mismo patrón cambiando solo un número, hace que lo genial de la tecnología deje de serlo, porque ya no es tan segura.  Y aquí está la verdad: no es que la tecnología no sea segura; mi contraseña no es segura. Es mi comportamiento el que perjudica el rendimiento de las tecnologías en este ámbito. Efectivamente, hay casos en que no es así, pero la mayoría de los ciberataques comienzan con ingeniería social, y la única forma de detectarlos es sabiendo que existen y que nos pueden ocurrir.

Si eres humano, eres vulnerable y falible. Es una verdad incómoda, y de nada nos sirve negarla o sufrir por ello. Es más saludable aceptarlo y hacer algo al respecto, entender por qué los procedimientos son necesarios para nuestra seguridad. En un mundo en el que todo se necesita al instante, es necesario encontrar un equilibrio, en esta ocasión, por seguridad.

Ok, te entiendo. ¿Ahora qué puedo hacer?

  • Utiliza la verificación en dos pasos (2FA): al menos en las cuentas de mayor valor, si eres de los que usa un correo para todo, te lo sugiero de inmediato.
  • Utiliza un gestor de contraseñas, y no las compartas: se utilizan en forma secreta por un fin, respétalo.
  • Conoce elementos básicos de ciberseguridad: no es necesario que seas experto, pero con simples nociones ya estarás por sobre la media y tendrás mejor recepción a las recomendaciones.
  • Mantén tus dispositivos actualizados: las compañías actualizan constantemente sus productos y servicios para proteger datos. También para protegerte a ti. Actualiza.

Finalmente, si cambiamos el título de esta columna reemplazando la palabra «ciberseguridad» por «tranquilidad», no quedaría ninguna duda: la ciberseguridad es necesaria.


¡Hagámos de la ciberseguridad un hábito!

¿Por qué nos molesta la ciberseguridad?

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